Publicidad

Correcciones post-elección

Compartir esta noticia
"No podemos gastar más de lo que recaudamos", fue el mensaje de Macri. Foto: AFP

JOSÉ LUIS ESPERT

El espacio político que llevó a Mauricio Macri a la Presidencia de Argentina prometía reformas promercado importantes para después de las elecciones legislativas del pasado 22 de octubre.

"No podemos gastar más de lo que recaudamos", fue el mensaje de Macri. Foto: AFP
Mauricio Macri. Foto: AFP

Sin embargo, en general, han terminado siendo, salvo una parte de la reforma laboral y la previsional, una gran apuesta política a las elecciones presidenciales de 2019.

En efecto, la Provincia de Buenos Aires, gobernada por la macrista María Eugenia Vidal, recuperará desde el año que viene su histórica participación en el impuesto a las Ganancias, con lo cual mejorará sus ingresos en 0,37% del PIB provincial. Además, recibirá una compensación por no haber percibido el Fondo del Conurbano Bonaerense durante 22 años, entre 1996 y 2017 inclusive, desde 2018 ad infinitum, que será de 0,47% del PIB provincial —y que sube al 0,8% desde el 2019— aunque decreciente si la economía crece, porque ajustará solo por inflación.

Por otro lado, el presupuesto aprobado por la legislatura de la Provincia de B.A. decidió una baja de Impuestos a los Ingresos Brutos a los comercios e Industrias, con lo cual hay intento de agrandar los apoyos logrados en los grandes centros urbanos donde está la mayor concentración de votos. A lo cual debe sumarse la baja (correcta) en la alícuota de 35% a 25% en el impuesto a las Ganancias para las ganancias no distribuidas, el tope en $12.000 mensuales (menos de U$S 700) para las contribuciones patronales y la devolución anticipada de los saldos de IVA incluidos en las compras de bienes de capital.

Adicionalmente, el resto de las provincias serán compensadas por el gobierno nacional por la pérdida de recursos que significa dejar de coparticipar (sin la Provincia de Bs.As.) en el impuesto a las Ganancias y en el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios (Impuesto al Cheque).

El campo, el gran convidado de piedra a casi todas las decisiones de política económica de los gobiernos, sufrirá un impuestazo espectacular, dado que se le aumenta el impuesto inmobiliario rural (impuesto a la tierra, el bien de capital del campo) un 50% por encima de lo confiscatorio que ya era después de la reforma del ex gobernador Daniel Scioli en 2012.

Además, los otros que pagan esta fiesta de ingresos fiscales para la provincia de Buenos Aires, es la gente de a pie (habitualmente sin poder de lobby para oponerse al capitalismo de amigos de Argentina) que sufrirá un tremendo impuestazo a la renta financiera (que hoy tiene una rentabilidad real cercana a 0), a los ingresos brutos a ciertos consumos y al eliminarse el tope de $ 82.000 mensuales de salario bruto (U$S 4.700) para los aportes personales de 17% para la Seguridad Social.

El cambio en la fórmula de ajuste en las jubilaciones no es baja de gasto público hoy, sino que es menos suba de gasto público futuro, cuando lo que se necesita es una baja de gasto público hoy y urgente, no que suba menos mañana. La reforma laboral está siendo consensuada con la CGT, o sea, con los que son parte del problema.

¿Para esto nos decían desde Cambiemos "esperen hasta las elecciones"? ¿Estas son las "reformas estructurales" para que la recuperación económica de hoy se transforme en crecimiento sostenido? ¿Qué tiene que ver lo que se se discute hoy con el problema del enorme déficit fiscal, el gasto público impagable, la presión impositiva asfixiante, el atraso cambiario y el déficit comercial récord? Nada. Nos toman el pelo.

En el medio de esto, el gobierno salió a criticar duramente a los liberales (muchos profesionales de la economía) que, preocupados por el rumbo a seguir, hemos hecho advertencias fundadas sobre la necesidad de correcciones al programa económico en curso. Lo que pasa es que los liberales molestan porque llaman la atención que el gobierno está haciendo lo mismo que condujo al fracaso de múltiples programas económicos, en particular el Plan Austral de Alfonsín y la Convertibilidad de Menem, esta última sostenida caprichosamente por de la Rúa hasta su explosión. El gradualismo del gobierno está manteniendo la economía cerrada al comercio, ha convalidado un sector público sobredimensionado, financiado por una presión tributaria asfixiante de la actividad privada y recurriendo groseramente al endeudamiento externo para financiar un déficit público fenomenal. Con este cóctel no puede sorprender que haya atraso cambiario y Argentina esté carísima, que el déficit externo aumente cada día, que la actividad privada más competitiva esté asfixiada, que todavía estemos con la inflación que dejó Cristina, solo para mencionar algunos de los problemas críticos que no han tenido solución. Los liberales tememos de buena fe que la historia se repita, más allá de Macri. Y tratamos de despertar conciencia para evitar un nuevo fracaso económico que genere las condiciones políticas para el retorno de un populismo aún más extremo que el que tuvimos hasta 2015.

La pregunta es: el gradualismo, o lo que sería muchísimo peor, un rumbo equivocado ¿están explicados por las restricciones políticas u obedecen a que desde el comienzo se creyó que la economía protegida y el estatismo distribucionista eran políticas razonables y sólo era cuestión de gestionarlas bien reemplazando a la asociación ilícita que fue el kirchnerismo gobernante por un populismo, igualmente inviable, pero de "buenos modales"?

Si esta última es la realidad que se impone, en algún momento volveremos a tener los problemas en los que de manera recurrente hemos caído en los últimos 70 años de decadencia: ¿cómo bajar la inflación? ¿Cómo crecer? ¿Cómo pagar la deuda pública? etc. Y en este caso la función de los liberales habrá sido generar conciencia que los problemas por venir no serán consecuencia de golpes civiles o de mercado nacidos de la nada, sino culpa de los políticos que no respetan las leyes económicas básicas y no imitan las políticas de los países exitosos. Lo único que falta es que los que se dicen campeones de la república terminen por impedirnos cumplir con esta función.

Cambiemos… en serio.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad