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"Nuevo uruguayo" se anima a tirarse a la piscina y la paga en cuotas

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Cultural. Desmitificar sobre los altos costos ha sido clave para incrementar ventas.

INFORME

La venta en fibra de vidrio creció entre 15% y 20% y, en menor medida, también aumentó en hormigón; las mayores facilidades para financiar la compra y la desmitificación sobre los precios impulsaron a esta industria.

La casa con piscina. El sueño que solía verse como un lujo reservado para una clase social alta, ahora permea a más uruguayos y dinamiza a una industria que registra hace varios años cifras de crecimiento en ventas. El negocio se ve impulsado por una mayor facilidad de financiación, una «desmitificación» sobre los costos y el desembarco de accesorios innovadores.

«En los últimos años, la piscina en la sociedad uruguaya se ha vuelto algo cultural. El cambio es de mentalidad más que de precio. Ahora la gente dice: ‘hacemos la casa, ponemos el parrillero y la piscina’», comentó Rodrigo Cabral, director de Scatey, empresa que fabrica y comercializa piscinas de fibra de vidrio.

Esa nueva mentalidad se plasma en las cifras del negocio, que crece desde hace siete años y en 2017 está un 40% por encima que en 2015. «La gente antes decía: ‘Vamos a cambiar el auto’ y no tenía en mente que cambiar el auto sale lo mismo que una piscina», graficó Cabral.

Las mayores facilidades disponibles para financiar la compra también ayudaron a tomar esa decisión. Las empresas ofrecen desde acceso a crédito bancario (con BBVA, Santander e Itaú, por ejemplo) o «el de la casa». Algunas de las facilidades más atractivas consisten en 18 cuotas sin intereses o en 30 meses con interés preferencial.

Akesse, otro fabricante local, también recibe los beneficios del buen momento. Sus negocios crecen un 20% anual desde 2003, aseguró Paola Filippini, gerenta de logística y service de la empresa. El crecimiento aquí también se trasladó al tamaño de las piscinas. «En 2012 la medida promedio de las que más se comercializaban era 6 x 4 metros. Ahora las que vendemos más son de 8 x 4 o 9 x 4 metros y significan un 40% de las ventas», agregó Filippini.

En promedio, el valor oscila entre US$ 12.000 y US$ 15.000 (listas para usar). Se instalan en igual número en casas nuevas como en clientes que buscan sumar una piscina a la vivienda.

La tendencia creciente de la piscina de fibra de vidrio hizo que la empresa Tatton se focalizara en este tipo de productos y dejara de lado las de hormigón. De hecho, la empresa adquirió la fábrica Jet Pool en 2015 y desde entonces incrementa sus ventas entre un 15% y 20% anual, aseguró Diego Ríos, gerente comercial de la firma.

«Hay mayor demanda porque hay conocimiento. Hoy con financiación para muchos dejó de ser una misión imposible», opinó Ríos. Explicó que, además, la compra constituye una inversión a futuro. «Muchos propietarios buscan agregarle valor a sus casas. Saben que invirtiendo US$ 10.000 pueden vender la propiedad US$ 30.000 más cara. Y las inmobiliarias saben que una casa con piscina tiene un punto a favor».

Barrios privados de Montevideo y Canelones, casas en Carrasco, Punta Gorda, Costa de Canelones, Prado y Maldonado son los principales demandantes de piscinas. Pero no son los únicos. El alza de ventas también se palpa en otros departamentos del Interior, aseguró Filippini. «Incluso el campo está despertando a estos productos», dijo la gerenta comercial de la empresa que posee distribuidores en Colonia, Punta del Este, Mercedes, Dolores y Tacuarembó. En ese sentido, Cabral sostuvo que el Interior es un mercado potencial desatendido al que «hay que mirarlo mejor».

Cambio de línea

Las tendencias de diseño también influyen en las formas de las piscinas. Hasta hace unos años, las ovaladas y con líneas redondeadas prevalecían entre las preferidas del público, pero en los últimos dos años se impusieron las líneas rectas, coinciden los entrevistados. De los 30 modelos que comercializa Akesse, cinco tienen forma rectangular y fueron lanzados este año. «Es lo que piden los clientes», apuntó Filippini.

En el caso de Scatey, las de línea recta de 6 o 7,70 metros por 3,50 metros representan un 30% de las ventas y tras unos US$ 8.000 y 15 días, están listas para utilizar, dijo Cabral.

La línea recta también es la «vedette» de Tatton. Su piscina rectangular de 8 x 4 metros representa un 40% del total de las ventas. «La arquitectura en general va hacia esas líneas, más de un estudio (de arquitectura) nos dijo que apuntarán a esto», aseguró.

A gran escala

La venta de piscinas de hormigón también creció, pero no con el mismo auge que las de fibra de vidrio, ya que el precio puede llegar a oficiar como barrera.

«Tienen a favor que el diseño se adapta a las exigencias del cliente», resaltó Javier Segalés, gerente comercial de Mileto, empresa con más de 50 años en el mercado local. Sus piscinas de 35 metros cuadrados requieren una inversión de US$ 19.000 (con gastos de BPS incluidos) y llegan a US$ 25.000 si se agregan accesorios. Su oferta también incluye las denominadas «piscinas contracorriente», que facilitan el nado (ver recuadro).

Piscinas del Este, con foco en el mercado de Maldonado, registró un leve repunte de ventas este año tras un 2016 estancado, dijo su gerente, Gonzalo Pereyra. Su principal producto es de 35 metros cuadrados (a unos US$ 25.000) y su actividad se mueve al vaivén del público extranjero: solo 20% corresponde a uruguayos, indicó.

Pereyra también está al frente de Sudamericana, mayorista que provee insumos para instaladores de piscinas. Allí el incremento de la actividad se tradujo en un 20% más de ventas, indicó. «Creo que en el aumento incide que los costos de una piscina bajaron un 15%, además de que hay un mayor poder adquisitivo», añadió.

Más domótica

El fenómeno alcanza hasta los accesorios. Quien adquiere una piscina casi con seguridad accede a un variado kit, dijeron los empresarios. Los más solicitados son las bombas de calor, a precios que oscilan entre US$ 1.500 y US$ 3.000, cuyo gasto en electricidad está entre los $ 2.000 y $ 3.000 mensuales si se calefacciona todo el mes.

«La tecnología avanzó y permitió que en cinco años (las piscinas) se abarataran casi a la mitad, tanto en el costo como en lo que consumen en electricidad», destacó Filippini.

A esto se suman los cloradores de sal (a unos US$ 1.500), que sustituyen el uso de cloro y los robots limpiadores (desde US$ 1.000). Los intrépidos e innovadores pueden además optar por otros «chiches» apoyados en la domótica, como luces LED y música en piscinas que, por supuesto, se controlan desde el celular.

La última moda se paga hasta US$ 65.000

Piscinas Mileto tiene más de 50 años en el mercado local y coloca exclusivamente piscinas de hormigón. Desde hace tres años, incursionó en las piscinas contracorriente, que permiten nadar como si se estuviera en una deportiva, explicó el gerente comercial, Javier Segalés. «Está yendo para ahí el mercado. Son piscinas en contenedores que se colocan en el lugar y es una combinación con hidromasajes», aseguró. En 2015, la empresa colocó una; en 2016, dos, y este año, cuatro. Los precios van desde US$ 25.000 por la básica de 4,50 x 2,30 metros de ancho (que incluye calefacción, filtros de limpieza, sistema de desinfección por UV u ozono) y puede llegar a US$ 65.000 si se elige la de 6,50 de largo con equipo de audio, luces y hasta un caminador.

Segalés destacó la facilidad de colocación: en una semana están listas para utilizar porque ya están pre-hechas, solo es necesario contratar una grúa que las coloca en la casa, explicó el ejecutivo.

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